Formaba parte de la familia real,
pero decidió casarse con su novio de hace cinco años, a quien conoció en la
universidad
Entre miradas cómplices y alguna sonrisa, la princesa Mako de Japón y su prometido, Kei Komuro, anunciaron su compromiso
oficial en su primera aparición pública conjunta.
El enlace, que se celebrará el año que viene en una fecha aún por
determinar, supondrá la pérdida del estatus real de la nieta mayor del
emperador Akihito, ya que así lo establece la estricta -y controvertida- ley
que rige la milenaria Casa Imperial nipona para el caso de que una de sus mujeres
se case con un plebeyo.
Aunque su decisión era conocida por la opinión pública desde
el pasado mes de mayo, la pareja, de 25 años ambos, esperó hasta que el anciano Akihito, de 83 años, les diera en privado su visto bueno al enlace.
"Estoy extremadamente feliz con la bendición del emperador",
aseguró una exultante Mako, que aseguró haber contado también con el respaldo
de sus padres, el príncipe Akishino y la princesa Kiko, desde un principio.
Tal y como explicaron ellos mismos, se conocieron hace unos cinco años
durante una reunión informativa de la Universidad Internacional Cristiana de
Tokio, en la que ambos estudiaban, para alumnos interesados en programas de
intercambio en el extranjero.
Aunque fue entonces cuando comenzaron a salir, sus caminos se separaron
pronto, ya que ella fue a estudiar a Edimburgo y él a California, algo que no
impidió que siguieran manteniendo el contacto. "Compartíamos la opinión de
querer salir con alguien con la expectativa de matrimonio, así que tuve esa
idea en mi mente desde el principio", aseguró la princesa.
Un día de diciembre de 2013, mientras paseaban por las calles de Tokio
tras haber cenado juntos, él le pidió matrimonio. "Me sentí verdaderamente
feliz cuando él se me declaró, y acepté en ese mismo momento", dijo Mako.
Por su parte, él afirmó ser consciente de la "grave responsabilidad"
que acarrea casarse con una princesa y mostró su deseo de "formar una
familia armoniosa" junto a ella.
En la actualidad, la princesa trabaja como investigadora en
un museo de Tokio mientras que Komuro, que reside en la ciudad de Yokohama (al
sur de la capital), es asistente legal en un bufete de abogados y estudia
simultáneamente un máster en Derecho de Empresas.
Fuente: La Nación de Argentina / GDA
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