Madre sé que lloraste cuando me trajiste al mundo,
primero fue el dolor que carcomía tus huesos y luego fue la alegría que no
alcanzaba en tu alma.
Sé que cuando me
llevaste a casa también sufriste mucho, dormías sentada porque yo solo quería
estar en tus brazos y cuando sentía que me apartabas de ti te reclamaba con un
llanto porque me dejabas, parecía que me
comprendías ya que inmediatamente me recogías muy suavemente para
recostarme en tu pecho y cantarme una melodía que lograra dormirme.
Cuando enfermaba tú
te preocupabas y cuando sentía dolor yo veía que tus ojos lloraban conmigo;
desesperada para calmar mi sufrimiento hubieras sido capaz, si es que se pudiera, de cambiar tu bienestar por el malestar mío.
Madre sé que no solo
te preocupabas por mi bien exterior,
sino enseñándome la bondad, el amor, la solidaridad, el respeto al ser humano y
al mundo que me rodea, querías que mi alma también gozara de salud.
A la memoria me viene
cuando me llevaste a mi primer día de clases, no logro recordar si lloré, pero
si nunca olvidaré que cada día cuando tú me dejabas de la mano de mi maestra,
me prometías que regresarías pronto por mí. Sé que te dolía dejarme y te vi
la primera vez llorar disimuladamente,
para no asustarme más, pero me dijiste que era el rol de la vida; es que una de
tus obligaciones era el de enseñarme a vivir.
En la primaria fue
menos penoso, pero también me llevaste y me enseñabas cada día a no causar
problemas a los demás, ni dañar de ninguna forma, también me dijiste que no
querías ver ninguna cosa ajena en mis manos o dentro de casa, me enseñaste a
decir la verdad aunque fuera muy duro, o que las consecuencias sea el de perder
algo valioso, es que decías que la mentira solo trae más mentiras y ello
complica el existir. Me pediste que te contara siempre lo que me pasaba,sea
bueno o malo; prometiste que con amor inmenso me comprenderías y así lo
hiciste.
También en tu más hondo amor, con una explicación en
tus labios y una lágrima en tus ojos corriendo ante tus mejillas me has
castigado cuando me portaba mal y no entendía con palabras.
Madre te digo que me
resentía y sentía en mi corazón que tú
no me querías, pero después de un rato entendía que por amor me
castigabas. Ahora soy lo que soy por tu guía, por tu mano fuerte como el hierro
y por tu alma pura y brillante como el diamante.
Me dices que soy tu
orgullo y que el diploma a la excelencia
que has ganado en esta carrera tan dura es el haber hecho de mi un ser humano de bien.
Esta carrera se que
te ha cansado y desde el día que te enteraste que me tendrías decidiste que ya
no vivirías para ti, sino que decidiste darme tu vida para mí.
A veces han salido de
tu boca palabras muy duras para mi, se que como hijo debo comprenderte, pero no
te preocupes el trabajo arduo que tu decidiste recorrer conmigo en tus brazos
lo borra todo.
Como no olvidar que
también te he hecho llorar en mi rebeldía y terquedad. También sé qué lloras
porque me he olvidado de ti, que ya ni te llamo y que el amor que me enseñaste
a tener lo estoy quebrantando al dejarte de lado. Lo lamento Madre, espero
remediar mi error y no darme cuenta cuando te vayas para siempre.PIDO MIL
DISCULPAS Y RUEGO NO VOLVER A DAÑARTE.
Escrito por Gishuay.
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