jueves, 11 de mayo de 2017

SER MADRE


Madre  sé que lloraste cuando me trajiste al mundo, primero fue el dolor que carcomía tus huesos y luego fue la alegría que no alcanzaba en tu alma.

Sé que cuando me llevaste a casa también sufriste mucho, dormías sentada porque yo solo quería estar en tus brazos y cuando sentía que me apartabas de ti te reclamaba con un llanto porque me dejabas, parecía que me  comprendías ya que inmediatamente me recogías muy suavemente para recostarme en tu pecho y cantarme una melodía que lograra dormirme.

Cuando enfermaba tú te preocupabas y cuando sentía dolor yo veía que tus ojos lloraban conmigo; desesperada para calmar mi sufrimiento hubieras sido capaz, si es que se pudiera, de cambiar tu bienestar por el malestar mío.
Madre sé que no solo te preocupabas  por mi bien exterior, sino enseñándome la bondad, el amor, la solidaridad, el respeto al ser humano y al mundo que me rodea, querías que mi alma también gozara de salud.

A la memoria me viene cuando me llevaste a mi primer día de clases, no logro recordar si lloré, pero si nunca olvidaré que cada día cuando tú me dejabas de la mano de mi maestra, me prometías que regresarías pronto por mí. Sé que te dolía dejarme y te vi la  primera vez llorar disimuladamente, para no asustarme más, pero me dijiste que era el rol de la vida; es que una de tus obligaciones era el de enseñarme a vivir.

En la primaria fue menos penoso, pero también me llevaste y me enseñabas cada día a no causar problemas a los demás, ni dañar de ninguna forma, también me dijiste que no querías ver ninguna cosa ajena en mis manos o dentro de casa, me enseñaste a decir la verdad aunque fuera muy duro, o que las consecuencias sea el de perder algo valioso, es que decías que la mentira solo trae más mentiras y ello complica el existir. Me pediste que te contara siempre lo que me pasaba,sea bueno o malo; prometiste que con amor inmenso me comprenderías y así lo hiciste.

También  en tu más hondo amor, con una explicación en tus labios y una lágrima en tus ojos corriendo ante tus mejillas me has castigado cuando me portaba mal y no entendía con palabras.

Madre te digo que me resentía y sentía en mi corazón que tú  no me querías, pero después de un rato entendía que por amor me castigabas. Ahora soy lo que soy por tu guía, por tu mano fuerte como el hierro y por tu alma pura y brillante como el diamante.
Me dices que soy tu orgullo y que el diploma a la excelencia  que has ganado en esta carrera tan dura es el haber hecho de mi un  ser humano de bien.

Esta carrera se que te ha cansado y desde el día que te enteraste que me tendrías decidiste que ya no vivirías para ti, sino que decidiste darme tu vida para mí.
A veces han salido de tu boca palabras muy duras para mi, se que como hijo debo comprenderte, pero no te preocupes el trabajo arduo que tu decidiste recorrer conmigo en tus brazos lo borra todo.

Como no olvidar que también te he hecho llorar en mi rebeldía y terquedad. También sé qué lloras porque me he olvidado de ti, que ya ni te llamo y que el amor que me enseñaste a tener lo estoy quebrantando al dejarte de lado. Lo lamento Madre, espero remediar mi error y no darme cuenta cuando te vayas para siempre.PIDO MIL DISCULPAS Y RUEGO NO VOLVER A DAÑARTE.

Escrito por Gishuay.


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