Una guía para
recorrer Tarapoto y Chachapoyas en busca de las más bonitas aves.
El colibrí oreja violeta llega a verse hasta Norteamérica. Mueven sus alas entre 55 y 75 veces por segundo. (Foto: Shutterstock) |
Desde
Tarapoto, en la región San Martín, hasta el valle de Utcubamba, en la región
Amazonas, el viajero recorre 371 kilómetros para contemplar una amplia gama de aves, entre colibríes y tanganas. Este es un
viaje en el que se pueden ver maravillas naturales como los renacales y
aguajales de Tingana, el bosque de protección Alto Mayo, el entorno de la
catarata Gocta o sitios arqueológicos como Kuélap o Revash.
Fernando Angulo Pratolongo, una de las autoridades del mundo de
las aves en nuestro país, nos dice al respecto: “Hasta hace diez años 95% de
los observadores eran extranjeros, mayormente de Norteamérica y Europa. Ahora
también vienen de Argentina y Brasil, y muchos de China”, explica. “Lo mejor de
todo es que ya hay pajareros peruanos viajando por el Perú. La cantidad es
baja, pero se incrementa. No solo son académicos sino aficionados que les
gustan las aves. Es una señal de que vamos por buen camino”.
La primera parada en la ruta es Tingana, un bosque donde abundan
los renacales y aguajales, que están protegido por comunidades de colonos que
habitan en sus cercanías. Los paseos en bote entre los riachuelos que se
internan en el bosque permiten la observación de diversos tipo de aves como el tinamú ondulado. Los
guías son expertos para identificar, no solo aves sino
todo tipos de animales que se encuentran entre los árboles.
Continuando con el viaje, la carretera serpentea en ascenso por
el bosque de protección Alto Mayo, hasta llegar a la estación biológica
Lechucita Bigotona. También está la estación Huembo, muy cerca al abra
Patricia, que se ha vuelto un lugar predilecto de los observadores de aves porque se pueden ver una gran
variedad de colibríes, en especial el colibrí cola de espátula.
En Cocachimba, el pueblo desde donde se divisa la catarata
Gocta, se puede iniciar una caminata hacia la base de la tercera caída de agua
más alta del mundo. Bajando por el Valle de Uctubamba se puede llegar hasta
Leymebamba. Termina el recorrido en el Café Kenti, frente al museo, ahí tienen
bebederos donde se agrupan colibríes de todos los tamaños y colores atraídos
por la azúcar líquida que les colocan.
Fuente: El Comercio
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