martes, 8 de septiembre de 2015
TATO BRILLA EN MISTURA 2015
El célebre cocinero se reencuentra con la feria. Sus hijas ofrecen el tacu Tato relleno en la zona Fusiones
Llámenlo por su nombre, el que figura en su DNI, y notarán que no responderá. Manuel Octavio Llave Condorena no suena al nombre de una persona conocida en la localidad de Barranca, al sur de Lima. Pero sí lo es -y mucho- el de Tato.
La cocina del ex pescador y cocinero ha vuelto a la feria que fundó el 2008, junto a los chefs más emblemáticos del Perú. Estuvo ausente en las dos ediciones anteriores, pero esta vez ha vuelto con su celebrado restaurante.
Es domingo, y Tato ha ido a la feria con su esposa Adela para apoyar a sus hijas, pues son ellas las que están a cargo del stand donde venden sus populares tacu tacu rellenos, en la zona de Fusiones.
Con casi 80 años a cuestas —los cumplirá el 29 de diciembre próximo— el ex pescador de Supe muestra un semblante saludable y unas mejillas rosadas que sigue cuidando del sol con una gorra blanca. Solo su voz ha cambiado, porque un infarto a inicios de enero le deterioró las cuerdas vocales. Pero doña Adela Ortega, su compañera desde hace 45 años, está con él y habla en su nombre.
TIEMPOS DE AÑORANZA
“Sus amigos del 2008 ya casi no están por acá”, dice doña Adela, quien sabe lo primero que Tato quiere decir... Se refiere a sus amigos de la cebichería Sonia, de Teresa Izquierdo y Darío Matsufuji... y otros de los 14 restaurantes que —junto a él— formaron parte de la primera feria en el Cuartel San Martín.
Quien fuera capitán pesquero por 30 años y fundador del Restaurante Tato en 1976, participó por primera vez en una feria gastronómica en aquel Perú Mucho Gusto del 2008. Llevó su tacu Tato famoso, y fue un éxito.
“Hace dos años que no participábamos y hoy hemos regresado. La feria de San Martín fue muy chica, solo duró tres días. Gastón nos invitó y se nos hacía un mundo. Pero Tato dijo que probemos, que vayamos a la aventura”, recuerda doña Adela, que hizo cálculos y, animada también por sus hijas, aceptó.
Para aquella primera feria la familia de Tato se encargó de congelar 70 kilos de frejoles para traerlos a Lima. No pasaron ni seis horas del primer día de atención, para que todo se les acabase.
En el parque de la Exposición también fueron un éxito. “Tato fue uno de los cinco más vendidos. Y recuerdo que en el Cuartel San Martín fuimos el número uno”, dice doña Adela con melancolía. “Siempre nos hemos mantenido entre los primeros de la feria”, añade, y espera que este año también les vaya bien.
Adela y sus hijas Tati (Esther) y Titi (Adela) Llave Ortega están a cargo ahora del restaurante de Barranca y del stand que hoy han alquilado en la zona de Fusiones en Mistura. Allí el comensal puede reencontrarse con el sabor de los clásicos tacu tacus rellenos de mariscos, con salsa picante a discreción y aceite de oliva para rociar con moderación. Los platos son generosos y se venden a S/.13 la porción entera y a S/.7 la mitad, que es muy generosa.
TRABAJO//EL COMERCIO
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